Hoy os acercamos un trabajo de un reconocido diseñador internacional: Stefan Sagmeister.
Stefan Sagmeister es un diseñador gràfico de origen austríaco afincado en Nueva York, donde en 1993 abrió su estudio: Sagmeister, Inc. Sus trabajos más relevantes y conocidos son los relacionados con el mundo de la música. Él y su estudio han sido los responsables del diseño de carátulas y packaging para músicos y grupos como David Byrne, Lou Reed y los Rolling Stones. Ha sido nominado cinco veces al Grammy, que ganó en el año 2001 por el set-box que realizó para talking heads.
En 2009 dio una charla para TED, donde hablaba de su peculiar manera de compaginar el tiempo que dedica a su trabajo y el tiempo que reserva para él, poniendo especial énfasis en la importancia del tiempo libre y como su particular manera de redistribuirlo ha terminado repercutiendo positivamente en su trabajo.
Precisamente en esa conferencia es donde introduce una obra especialmente singular. Y es que pese a ser conocido como el diseñador del rock, hoy no os vamos a hablar de ninguna de las obras que ha realizado para el sector discográfico, sino del encargo que realizó para el gobierno portugués cuando le pidieron que diseñara un logotipo para la Casa da Musica.
La Casa Da Musica es una sala de conciertos de Oporto, edificio de aspecto futurista, encargo que fue realizado en el marco de Oporto 2001: Capital europea de la cultura. El edificio fue diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhas y da cabida a la institución del mismo nombre y sus tres orquestas: la Orquestra Nacional do Porto, la Orquestra Barroca y la Remix Ensemble. Su diseño ha sido aclamado mundialmente hasta el punto de ser considerado por algunos críticos como el mejor trabajo de Koolhas.
Cuando Sagmeister recibió el encargo y después de escuchar las palabras con que el propio Koolhas describió su edificio: un conglomerado de diferentes capas de significado, Sagmeister comprendió que un edificio tan singular merecía una imagen alrededor de él y la idea que escondía en su diseño. Para trasladar esto a su propuesta se apoyó en una idea revolucionaria: la no unicidad de la imagen, hecho que implicaba no vincular la imagen del edificio y la institución a un único logotipo. Y es que, según Sagmeister, la imagén única e inamovible asociada a una marca está increíblemente sobrevalorada. Para él, la idea de que todo debe permanecer igual, en realidad solo funciona para unas pocas marcas.
¿Y como consiguió Stefan Sagmeister implementar con éxito este concepto? Pues tomando una de las mayores preocupaciones de Koolhas a la hora de diseñar su edificio, su integración en el entorno.
De este modo, para su propuesta emplearía las seis vistas del edificio, que se convertirían en el esqueleto de seis posibles logotipos. Después contrató un ingeniero informático para que diseñara un algoritmo capaz de identificar la predominancia cromática en una imagen y establecer sus colores característicos y, a partir del resultado ofrecido por este algoritmo, generar el logotipo que más se adaptaba a ese patrón apoyándose en las seis vistas del edificio.
De este modo, Sagmeister consiguió ofrecer una solución novedosa e inteligente, capaz de adaptarse a cualquier formato e imagen, íntimamente vinculada al elemento que representaba y que además, establecía conexiones claras con algunas de las ideas que se encuentran detrás del diseño del propio edificio. Por si todo esto no fuese suficiente, la identidad creada por Sagmesiter era capaz de representar los diferentes usos y aplicaciones del edificio, así como sus aplicaciones y adaptarse a ellas siempre del modo más apropiado, independientemente del tipo y caracterítiscas de imagen en que iba a ser introducida.